Michoacán en Breve

En este rincón mexicano usted encuentra tres Patrimonios de la Humanidad, de la UNESCO; más tres de los llamados Pueblos Mágicos, y muchos pueblos protegidos por ser sitios de monumentos históricos y arquitectónicos; más tres enormes sitios arqueológicos y una de las producciones artesanales más grandes y variadas de la República Mexicana.

Es un estado del mismo tamaño de Costa Rica y con más o menos la misma cantidad de población. La parte oriental consiste de altas montañas con grandes bosques de pino y oyamel, lugar de hibernación de la Mariposa Monarca, un Patrimonio Natural de la Humanidad, por la UNESCO.

Las partes central y norte, al pie de cadenas de extintos y altos volcanes cubiertos de bosques de pino y encino, son tierras de lagos, algunos ya extintos que forman hoy día valles de fertilidad sin igual llamados Bajíos. Esta es la tierra de los indígenas Purépecha o Tarascos. A lo largo de las verdes cadenas montañosas, junto a los manantiales calientes o fríos, los tarascos y los mestizos han creado un mosaico de pueblos y muchos conservan la arquitectura rústica, con sus tejados, muros de adobe encalados y con guardapolvos rojo, una de las dos distintivas visiones de la arquitectura virreinal, de la cual Pátzcuaro es uno de los mejores ejemplos, considerado hoy un Pueblo Mágico. Los pueblos en esta área se especializan en artesanías específicas por las cuales la región es bien conocida en todo México. Paracho y Santa Clara del Cobre son representativos.

La otra visión arquitectónica es Morelia, Patrimonio Cultural de la Humanidad, por UNESCO, una impresionante ciudad de mansiones y palacetes de piedra rosada con amplias plazas y una monumental Catedral: una ciudad proyectada desde el siglo XVI para ser el hogar de las altas clases sociales españolas que lo menos que querían era parecer rústicas.
A orillas del Lago de Cuitzeo, unos pocos kilómetros al norte de Morelia, se encuentra el sorprendente pueblo del mismo nombre: Cuitzeo, otro Pueblo Mágico. Y nos habíamos olvidado del tercero: Tlalpujahua, entre las montañas del oriente michoacano.

Hacia el Oeste y el Sur se encuentran la llamada Tierra Caliente y la Costa, áreas con gente valiente y escenarios de la guerra de resistencia contra los invasores franceses y de la insurgencia contra España.

Las festividades de Semana Santa, Corpus Christi y de la virgen de Guadalupe, en las tierras michoacanas aún tienen sabores del pasado y son mucho menos concurridas que en otras regiones de la República. Particularmente el Día de Muertos o Noche de Muertos que se realiza en muchos pueblos que componen el área de Pátzcuaro y que ya ha sido declarada por la UNESCO como Patrimonio Intangible de la Humanidad. Particularmente interesantes para los de espíritu de antropólogo son las abundantes festividades y danzas indígenas en el área tarasca a lo largo del año.

Las zonas arqueológicas de San Felipe Los Alzati, Tzintzuntzan e Ihuatzio, son monumentales a su manera y muy diferentes en estructura a las del resto del país, mostrando excelentes ejemplos de la enorme variabilidad de las sociedades prehispánicas mesoamericanas.

Michoacán, pues, es un verdadero representante del alma de México, que comparte con sus estados vecinos una raíz prehispánica y un pasado virreinal comunes.
Algo que otros viajeros recomiendan es que “si usted va a cualquier lugar de Michoacán es mejor tomar como base de desplazamientos a Morelia” y es que desde allí usted encuentra en cortas distancias un arcoiris de posibilidades, además de que la ciudad cuenta con la estructura y facilidades necesarias para ello.

“Michoacán tiene muchas cosas que merecen una visita, aunque permanece relativamente desconocido para los visitantes extranjeros”, precisa Frommer´s.